Nos sentimos abrazados y protegidos por la institución. Todos fueron muy serviciales, aun la pandemia.
En principios de febrero 2020, la vida entera de Pedro cambió. Residente de Santiago, República Dominicana, se habia caído en la casa de un amigo de la familia y fue encontrado inconciente a la base de las escaleras en la mañana del 8 de febrero, sangrando de una herida en el lado izquierdo de su cabeza. Luego a un viaje de Santiago a la cuidad de Nueva York por ambulancia aérea, la estabilización de su condición por expertos en cuidado intensivo neurológico en el hospital NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center, y semanas de rehabilitación por un equipo de terapistas dedicados, Pedro, 31, regresó a casa el día 30 de abril, listo para continuar su viaje hacia la recuperación.
La primera etapa en el tratamiento de Pedro fue transporte por helicóptero Medevac de la escena al Hospital Metropolitano de Santiago. Su Padre, Pedro, Sr.—con quien trabaja—estaba bien conectado a la comunidad médica a través de su carrera como corredor de seguros, incluyendo seguro de salud, y utilizó esos contactos para coordinar que un neurocirujano ayudará a su hijo. El cirujano operó a Pedro para aliviar la presión de sangre al cerebro, salvando su vida. Pero, todavía tenía un largo camino adelante.
Pedro, Sr. ha referido a muchos clientes al hospital NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center para cuidado médico que no pueden obtener en la República Dominicana y ha recibido cuidado el mismo. No dudó en acercarse para su propio hijo.
“Me gusta la manera que el hospital NewYork-Presbyterian/Weill Cornell hace las cosas,” dijo él. “Todos son muy precisos en lo que hacen, y hacen su trabajo con mucha humanidad. Siempre me he sentido como en casa allí.”
Asistido por la experencia de Servicios Globales de NewYork-Presbyterian, que conecta pacientes de otros países con el cuidado médico del hospital NewYork-Presbyterian, Pedro fue traslado casi 1,500 millas por ambulancia aérea a Nueva York el 17 de febrero, después de que fuera seguro para él volar.
“El estaba en muy mal estado cuando llegó aquí. Estaba teniendo dificultad siguiendo ordenes y interactuando con su ambiente,” explicó neurocirujano Dr. Rohan Ramakrishna, recordando la llegada de Pedro al hospital NewYork-Presbyterian/Weill Cornell. Pacientes gravemente enfermos con heridas cerebrales, como la de Pedro, tienden tener fluctuaciones en temperatura, convulsiones, y aumento en la presión dentro el cráneo (presión intracraneal) a menudo. Pedro fue ingresado a la Unidad de Cuidados Intensivos Neurológicos (UCI-Neuro), donde el equipo monitoreó su presión intracranial y hemorragia cerebral, manejando su hinchazón con medicamentos. El había llegado de Santiago con una traqueostomía para respirar; en NewYork-Presbyterian/Weill Cornell, también recibió un tubo de alimentación para la alimentación.
Pedro necesitaba un enfoque holístico para su cuidado, comenzando con la estabilización de su condición seguido por un programa de rehabilitación personalizado que incluye fisoterapia, terapia ocupacional y del habla. La comunicación con Pedro, Sr., y la madrasta de Pedro, Elizabeth, queines se quedaron en un apartamento que tenían en la cuidad, fue clave.
“Sabía que esto iba ser un proceso largo, así que les hice saber,” dijo el Dr. Ramakrishna. “Nuestra meta era ayudar a su hijo recuperar para que pudiera liberarse de los tubos de respiración y alimentación y finalmente recuperar su independencia.”
Después de meses de terapia intensiva, Pedro ahora puede comer sin ayuda.
Sobre el trancurso de los 74 días Pedro pasó en el hospital, eventualmente se mudó de la UCI-Neuro a la unidad de cuidados intermedios—donde neurólogo, Dr. Saad Abdul Sami Mir, dirijió su cuidado—y, en el día 26 de marzo al Sue and John L. Weinberg Inpatient Rehabilitation Unit, donde su recuperación fue supervisada por médicos de rehabilitación, Dr. C. David Lin y Dr. Nasim A. Chowdhury.
Progresó de no poder sentarse en una silla a usando una silla de ruedas y comenzar a caminar. Durante este tiempo, la pandemia de COVID-19 golpeó y sus padres tuvieron que substituir visitas en persona por chats de video. Aún, Pedro, Sr. estaba sorprendido por los logros de su hijo mientras soportaba horas de terapia cada día.
“Comenzó a mejorar despues de solo las primeras dos semanas, y cada semana, mejoraba cada vez más,” recordó. “En todo sentido, el cuidado que recibió fue excelente. Puede ser difícil cuidar para un paciente que no siempre es conciente, pero los empleados fueron muy paciente.”
Cuando ya no necesitaba los tubos de respiración y alimentación y podía manejar su cuidado personal, como usar el baño, Pedro estaba listo para irse a casa, donde ahora recibe terapia ocupacional y del habla ambulatoria.
“El doctor dijo que puede tomar hasta 18 meses para recuperar, pero estuve gratamente sorprendido al ver tanto regresar mucho antes que eso,” dijo su padre, quein pudo escuchar a su hijo hablar sus primeras palabras y tomar sus primeros pasos después del acidente por video chat. “En un momento pensé que lo íbamos a perder, pero ahora, gana un poco más cada día. Aunque llevara un tiempo para volver al 100 por ciento, el se está volviendo mas independiente.”
Ambos padre e hijo están agradecidos por la atención que salva vidas proveído por el equipo de expertos del cerebro en el hospital NewYork-Presbyterian/Weill Cornell. “Nos sentimos abrazados y protegidos por la institución. Todos fueron muy serviciales, aun la pandemia.” Concluyó Pedro, Sr. “Cuando vas al hospital NewYork-Prebyterian/Weill Cornell para recibir atención, sabes que irás a uno de los mejores lugares del país con personas bellas adentro que no solo tienen conocimiento y tecnología increible, sino también empatía.”